domingo, 25 de noviembre de 2007

Olor a invierno


A qué huele el invierno?
No, no quiero hacer un símil con aquel conocido anuncio de compresas que preguntaba que a qué huelen las nubes... Bastante gordo me caía el anuncio. Como si la sensación del momento fuera oler las compresas usadas de tus amigas, para descubrir que en teoría no huelen a... nada! Seguro?? Yo no lo comprobé.

Esta tarde salí a pasear con mi perro (ya os hablé de las rutinas de mi perro, verdad?) y al tomar aire olí a invierno. Supongo que para cada persona el invierno olerá de una manera especial, pero esta tarde olía a invierno. Y eso que estamos en otoño, sí. Pero hoy, olía a invierno. Es como preguntar a qué sabe el otoño. Y seguro que sabéis a lo que sabe...

Mi invierno huele a leña fresca recién cortada, a chimenea humeante, a frío que se te cala hasta los huesos, a mejillas frías y rojas, a labios cortados, a domingos anocheciendo en una urbanización de Tarragona. A programas rancios de televisión en blanco y negro de los domingos. Recuerdo "Y sin embargo te quiero", y hasta creo que "La abeja Maya" también lo hacían los domingos por la tarde-noche. Ahora tenemos que conformarnos con la basura de "El Buscador" (emiten aún El Buscador?).

Los recuerdos de la infancia, donde te da igual si hace frío o calor, pero tú has de estar fuera de casa el máximo tiempo posible. Con tus amigos y las bicis (quién dijo que las bicicletas son para el verano? Alguien que murió ya,... creo). Con el jersey de lana, los mocos colgando y las migas de pan de la merienda (pan con Nocilla, por supuesto) aún en la comisura de los labios. Las chimeneas de las casas soltando humo, tu aliento soltando humo, todo suelta humo. Y llegar a casa, cenar pronto y al coche. Volver a Barcelona durmiendo tumbado en el asiento trasero del 131 (nada de sillas especiales ni cinturones de seguridad! Los chicos y chicas de mi generación crecimos sanos y fuertes sin tanta mariconada!). Entrar por la Diagonal, abrir el ojo en el primer semáforo y ver el anuncio de Danone de la plaza Calvo Sotelo (sí, cuando yo iba en 131, la plaza era de Calvo Sotelo...) y pensar que aún me quedan 15 minutos de dormitar en el coche... Cuando te quedas dormido en el coche, la verdad es que no quieres llegar nunca!

Ahora es diferente. Los domingos prefiero estar en casita prontito. He de "entrenar" para la semana que se avecina, así que si hay que salir a cenar, al cine, etc... para eso está el sábado. El domingo es de película de vídeo y de palomitas... Pero a pesar de todo, sigue oliendo a invierno. A pesar de que no es domingo, a pesar de que no es invierno. Esta tarde, olía a invierno. Lo notaste?

Rutinas


Rutinas. Comenzar un nuevo proyecto no tiene nada de rutinario, a no ser que lo hagas muy a menudo. Yo soy de esas personas que comienzan muchas cosas y luego acaban muy pocas. Y no lo entiendo, porque me gustan las rutinas. Y eso no quiere decir que sea aburrido, aunque tampoco quiere decir que no lo sea.

Este foto-diario-blog es una de las cosas que comienzo, aunque sé con certeza que no acabaré. Bueno, posiblemente sea un buen comienzo: al menos no será otra cosa inacabada, ya que tendrá el final que proyecté desde el primer día: no ser acabado. La idea es contar. Lo que sea, pero contar. Lo que se me pase por la cabeza. Lo que pienso ese día. Mi estado de ánimo. Y acompañarlo con una foto. Esta va a ser la rutina diaria. Porque rutina no quiere decir aburrido, sino constante.

Ahora ya no podrás decir que soy aburrido porque siempre hago las mismas cosas. Ahora podrás decir que soy constante. Aburrido, me lo podrás decir por otras muchas cosas. Pero, aún no me lo digas. No me conoces de nada. Si continúas visitando mi página diariamente, puede que me acabes conociendo un poco... Ya te pediré que me lo expliques, porque quizá eso es una de las cosas que quiero conseguir con estas líneas diarias: acabar conociéndome. Aunque de momento, con lo que sé de mí, tengo bastante. Ha sido bastante durante muchos años.

La foto que ilustra esta primera entrada tiene un significado especial. Mi perro tiene sus rutinas, y una de ellas es su paseo diario. Cuando ve la correa, se pone contento, muy contento. Y eso lo hace diariamente. Y a pesar de eso, se sigue poniendo muy contento... Quién decía que las rutinas son aburridas? Pregúntale a mi perro, y te dirá que no! A veces me contradigo, ya me irás conociendo. La verdad es que no me entiendo mucho cuando comienzo nuevos proyectos, porque cuando yo estoy más seguro es haciendo mis rutinas diarias. Pero supongo que no lo tomo como nuevos proyectos, sino como nuevas rutinas. De las rutinas viejas que ya no hago nadie se acuerda, así que olvidadas están. Es como a mi planta: las hojas nuevas reemplazan completamente a las nuevas con una velocidad tan lenta que no soy capaz de darme cuenta. Al cabo de un tiempo, las hojas no son las mismas, pero el aspecto de mi planta sí. La rutina de regarla es una de esas viejas rutunas que casi he olvidado... Solamente se acuerda ella de que no lo hago. Ahora me está mirando con cara de pena... Puede que le tenga que refrescar su rutinaria vida con un poco de agua... Así que voy a regar mi planta, te tengo que dejar.

Si por casualidad vuelves mañana, igual te conviertes en asiduo de la página. No tenemos premios de fidelidad, pero al menos te prometo no decirte que eres aburrido si cada día vienes a leerme. En todo caso te diré que eres constante. Y además te daré las gracias.